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 sala Fray Juan Gil 

El protagonista de esta sala nació en Arévalo en 1531. Se llamaba Gil Gutiérrez pero, al profesar como religioso en la Orden de los Trinitarios quiso ser llamado Fray Juan Gil. Con tal nombre pasaría a la posteridad, pues la suerte hizo que uno de los beneficiarios de su acción salvadora fuese nada menos que Miguel de Cervantes.

 

En un ambiente que invitaba a la milicia o a la espiritualidad, Gil acabó decantándose por la vida religiosa. Le gustaba visitar dos monasterios que existían al sur de la villa, alejados del caserío urbano: los enorme cenobios de San Francisco de Asís y el de la Trinidad, fundado este último en el 1215 por los hijos de San Juan de Mata y San Félix de Valois. Muy joven aún, fue entre los trinitarios donde ingresó, imbuyéndose del espíritu de generosidad que animaba a los frailes que le acogieron.

 

 

Hacia el 1550 terminó su noviciado y profesó en la Orden Trinitaria. Marchó al convento de Valladolid, donde cursaría estudios de filosofía. Superados éstos, marchó a Salamanca para completar su carrera eclesiástica con los pertinentes conocimientos teológicos.

 

Al volver a España tras la batalla de Lepanto, en la cual pierde la mano izquierda, Miguel de Cervantes es apresado por el corsario Arnaut Mamí y vendido posteriormente a Hazán Bajá. La carta de recomendación que llevaba de don Juan de Austria, capitán general de los ejércitos cristianos hizo sospechar a sus captores que Cervantes era un personaje de altos vuelos por el que merecía la pena pedir una gran cantidad de dinero.

 

El mismo año que es apresado “El manco de Lepanto” era apresado, los superiores de Fray Juan nombraban a éste Redentor General de los Cautivos. Durante 2 años el bondadosos fraile anduvo reuniendo dinero que necesitaba para liberar a cuantos cautivos fuese posible. En 1577 recaló en Argel y consiguió liberar a 240 rehenes entre los cuales aún no se encontraba Miguel de Cervantes.

 

En 1578 los trinitarios nombran a fray Juan Gil Procurador General de la Orden. Como hizo antaño recorrió múltiples lugares de España suplicando ayuda para poder continuar con su labor redentora de cautivos.

 

Por pertenecer como esclavo al patrimonio personal del gobernador Hazán Bajá el “Manco de Lepanto” conoció pronto a fray Juan Gil. El trato entre ambos les permitió entablar una profunda amistad que no acabaría con la liberación. Lo que la familia de Cervantes recaudó junto con lo que el fraile aportaba, en un primer momento no llegaba ni a la mitad de los mil escudos que exigía por su liberación.

 

Fray Juan Gil suplicó y obtuvo que el precio por la liberación fuera rebajado y, para no transgredir las normas que debía respetar, le prestó a Cervantes 475 doblas con el compromiso que se las devolviese en España.

 

Por fin el 19 de septiembre de 1580, el gran milagro se produjo. El religioso dio a Miguel  un certificado de buena conducta que le facilitará su futura reinserción. Cervantes alcanzó las costas valenciana el 27 de octubre, desembarcando en Denia.

 

Tras una tercera campaña redentora volvió definitivamente a España el 27 de Agosto de 1583. Su estado de agotamiento preocupó a sus superiores que le obligaron a descansar, no encontrando lugar mejor que la misma ciudad que le vió nacer. Murió en Arévalo el 8 de julio de 1587.

 

Cervantes en la jornada 5ª de su comedia titulada: El tratado de Argel...

 

"Albricias, caro Aurelio, que es llegado

un navío de España; y todos dicen

que es de limosna, cierto; en el cual viene

un fraile trinitario, cristianísimo,

amigo de haçer bien y conocido,

porque ha estado otra vez en esta tierra

rescatando christianos, y da exemplo

de mucha cristiandad y gran prudencia.

Su nombre es Fray Juan Gil."

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